López Obrador se niega a observar detenidamente y reconocer que le dio una patada a fundadores morenistas que se partieron la madre para formar comités de apoyo. Pensar que son enviados del Gobernador del Estado es una ofensa a nuestra inteligencia como sociedad y no se diga como periodistas.
Por Jaime Delgado
MEXICALI.- El presidente nacional del Partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), Andrés Manuel López Obrador, hace una gira de trabajo por Baja California en medio de protestas en Tijuana, Tecate y Mexicali pero responde con un pobre discurso para no ver que el verdadero origen de sus problema lo trae a un lado.
Los blancos de las críticas de López Obrador son militantes que se la partieron para hacer realidad el sueño del dos veces candidato presidencial, por cierto con el PRD en los dos intentos, Partido que abandonó para fundar Morena, y así dividir las izquierdas para colocarla en niveles anteriores a 1988, cuando los grupos comunistas, socialistas e izquierdas andaban dando tumbos por la democracia en México.
López Obrador emergió como líder de la izquierda como presidente nacional del PRD en 1996, donde obtiene importantes conquistas electorales como la Jefatura del Gobierno de la ahora llamda Ciudad de México, y ocurre la primera derrota al PRI en la Cámara Federal de Diputados, y los gobiernos de Tlaxcala, Zacatecas y Baja California Sur.
Sin embargo en su paso como fundador de Morena las cosas no parecen cuajarse bien para el tabasqueño. Colocó al empresario radiofónico y televisivo Jaime Bonilla para operar el Partido en la región Noroeste: Sonora, Sinaloa y Baja California.
En Sonora en la pasada elección a Gobernador Morena obtuvo apenas 2.80% de los votos con el candidato impuesto por Bonilla. Fueron 28, 594 votos de los sonorenses. Fue un desastre para el instituto que preside López Obrador. El PRD quedó en tercer lugar con el 3.38% bajo una división que significó la salida de militantes que terminaron pidiendo el voto para el PAN.
Una izquierda sonorense hecha añicos, y un Partido como Morena con imposiciones y estrategias absurdas.
Ahora en Baja California, Jaime Bonilla está operando otra elección marcada con un divisionismo por las imposiciones de candidatos y dirigencias del Partido. Y el PRD anda por el mismo rumbo. La izquierda en su totalidad.
En el caso de Morena el presidente de este Partido en el país no quiere ver que su asociación extraña y sospechosista con Jaime Bonilla, está llevando a la eminente derrota para los comicios del 5 de junio.
Y el corto alcance de la mirada de López Obrador, al igual que en Sonora, se deja ir con argumentos pobres: el Gobierno del Estado está de metiche, son enviados de «Kiko» Vega quienes protagonizan las protestas internas.
López Obrador se niega a observar detenidamente y reconocer que le dio una patada a fundadores morenistas que se partieron la madre para formar comités de apoyo. Pensar que son enviados del Gobernador del Estado es una ofensa a nuestra inteligencia como sociedad y no se diga como periodistas.
«Kiko» Vega anda ausente hasta de su propio Gobierno, en efecto haciendo jugosos contratos que «beneficiarán» a la «sociedad».
Desde La Rumorosa López Obrador acusó -como ya nos tiene hasta la madre- de que el gobernador Kiko Vega es muy corrupto, tiene muchas propiedades, «desde que llegó al Gobierno se ha dedicado a adquirir bienes materiales, está construyendo una mansión en Tijuana valuada en 4 millones de dólares, no es como la casa blanca pero es una casa muy grande ¡no la tiene ni Obama! así como lo oye».
Y qué con eso. Ese argumento reventado al máximo en los medios de comunicación y documentado le servirá a López Obrador para borrar de un plumazo las protestas de morenistas encabronados por ver que el grupo de Xicoténcatl Leyva Mortera, gobernador priístas de 1983-1989, se apoderaron del Partido en un momento clave: elección de Ayuntamientos y Congreso del Estado.
Y es tan burda esta alianza López Obrador-Xicoténcatl Leyva Mortera que el principal operador Jaime Bonilla colocó a sus testaferros y empleados de sus medios de comunicación al servicio de Morena.
López Obrador en su pragmatismo político borró a las izquierdas y ahora está aliado a lo más rancio del priísmo. Ya está encarrillado con manto del populismo que bien lo pintan sus enternos opositores, ha terminando como lo que más odia.
Ha dejado de ser un democráta y estadista para darle paso al populachero, a lo mejor siempre lo fue.
Y desde La Rumorsa, después de pasar por Mexicali habla con su cansado discurso contra la «mafia del poder», refiriéndose al Gobernador del Estado:
«Además es muy metiche se está queriendo infiltrar en Morena para manipular, nos ha provocado todo el día de hoy en las asambleas en Tijuana, Tecate y Mexicali, nada más que nos va hacer lo que el viento a Juárez».
Pero López Obrador no quiere mirar la viga en su ojo.
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