Xochixtlán «el lugar de la grana o cochinilla»
Por Jaime Delgado
MEXICALI.- En Guerrero, Chiapas y Oaxaca viven -si a eso le llamas vivir- los mexicanos más pobres del país, ahí pueden construir una país de pobres con más de 11 millones de personas en ese territorio y con un nivel de marginación es de 7 de cada 3 habitantes viven al día.
De acuerdo con datos del 2014 del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), en Guerrero el 65.2 por ciento de la población es pobre; en Oaxaca, el 66.8 por ciento; y en Chiapas, el 76.2 por ciento.
Pero junto a la pobreza están los datos de la marginación que no ayudan a la movilidad social. En Guerrero, Oaxaca y Chiapas, las tres entidades con mayor porcentaje de personas en situación de pobreza, uno de cada cuatro cuentan con una computadora en su hogar y sólo el 20 por ciento de esas casas tiene conexión a Internet, de acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH) 2015 (Información El Siglo de Torreón).
Pero esos son datos de hoy, porque si nos trasladamos a la época de la transición democrática de 1988 esa pobreza sin duda era mucho más cruda porque no puede negarse que en casi tres décadas se abatió algo, estoy convencido que algo se avanzó: en esos tres Estados ya gobernaron Partidos distintos al PRI: PAN, PRD y Verde.
Quizá haya más carreteras, mejor infraestructura en puertos, crecimiento en equipamiento turístico, en algo se avanzó. Pero los niveles de pobreza de hace 30 años son iguales en materia estadística, y parece seguir creciendo.
Bajo esas condiciones sociales -pasadas y presentes- en Guerrero, Oaxca y Chiapas no nos extrañe que hayan surgidos los grupos políticos más radicales contra el gobierno del pasado y presente, esa región del país surgieron las guerrillas que más impacto tuvieron en la historia reciente a nivel nacional.
Esto quiere decir que México tiene su lado bronco, de quienes no tienen como opción la política porque ha fallado para combatir la marginación social.
El domingo reciente 8 personas -reportes oficiales del gobierno de Oaxaca- fueron asesinadas con balas de la Policía Federal, la mayoría profesores y solamente tres civiles sin carrera magisterial: dos campesinos y un comerciante que estaban bloqueando una carretera Nochixtlán.
Los manifestantes reportaron que «está muy crítica la situación de Oaxaca», y que es falso que los manifestantes hayan disparado contra policías, «quienes estaban de civiles eran ellos mismos, el ningún momento el pueblo estuvo armado».
¿Hubo disparos originados desde la manifestación?
La versión de los manifestantes dijo que lamentable que algunos de los reporteros, no se val que digan lo que no es, hay una estructura que baja esa información al comité de orden de vigilancia, en ningún momento estaban armados.
Hubo un auténtico enfrentamiento con 45 personas civiles heridos de bala, 29 detenidos y 8 muertos, también desaparecidos.
Otra de las protestas del pueblo de Oaxaca fue en 2006 contra el gobernador priístas Ulises Ruiz. No había gobierno que escuchara y pueblo encabronado. En aquella ocasión la represión fue terrible, el garrote contra la protesta.
LA SANGRE EN LAS MANOS DE PEÑA NIETO
Oaxaca, Guerrero y Chiapas son gobernados por personas afines al PRI, incluyendo el saliente Gabino Cué, quien llega al Ejecutivo con una coalición del PAN y PRD.
El PRI viene de una derrota terrible, mensaje claro que no están haciendo las cosas bien en el gobierno Federal.
La presidencia de Enrique Peña Nieto, un priísta que recuperó de las manos del PAN el Gobierno Federal tras una década de panismo (Vicente Fox y Felipe Calderón), está por terminar un sexenio de sangre, de muerte y cárcel para los grupos sociales como ahora maestros de la Sección 22 del SNTE (del lado de las luchas sociales) y los autodefensas de Michoacán.
José Mireles, fundados de los autodefensas está preso en una cárcel federal en Hermosillo, Sonora, de igual forma le acompañan los dirigentes formales de la sección 22 del SNTE detenidos por el Gobierno Federal.
Está en proceso una reforma laboral llamada educativa que le quita privilegios -que le dio el mismo gobierno- a los profesores, y que bajo ese pretexto ese mismo gobierno nos dice que por eso protestan.
El gobierno en vez de dialogo, convencimiento y datos, prefirió no escuchar a los radicales de la CNTE, y a quienes no querían pasar por refrendo de presentarse como profesor (evaluación educativa) les aplicaban el despido.
Hoy con sus muertos, Oaxaca se pone en la mirada del mundo con otra represión desde el gobierno, al igual que los chavos de la Normal de Ayotzinapa, Guerrero, donde están desaparecidos 43 estudiantes de una escuela que ha sido cuna de guerrilleros.
El gobierno Federal al igual que los años 60, 70, 80, 90 y ahora en la segunda década del siglo 21 acusa a los manifestantes de realizar una «emboscada» y dispara bala, igual los meten a la cárcel o los desaparecen.
La única guerrilla que sigue con «vida» o que buscó un camino «pacífico» fue el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), ellos también tienen sus muertos, pero optaron por ubicarse en territorios tomados en Chiapas.
Ese México bronco sigue latente, despierto y desde el gobierno Federal se alimentó la lumbre, le colocaron madera y gasolina. Oaxaca despierta la atención mediática, y el gobierno Federal operando con error, pero con un arma poderosa en manos de la ciudadanía: redes sociales.