La organización Comida Sin Frontera organizada el evento en parque El Mariachi del Centro Histórico
Por Mónica Pantoja Toledo
MEXICALI.- Decenas de migrantes y personas en situación de calle tuvieron la oportunidad de ser partícipes de una posada navideña, en la cual pasaron un momento agradable olvidándose en la adversidad que están viviendo en Baja California.
El pasado domingo Comida sin Fronteras, con la ayuda de diversos colectivos y el apoyo de la comunidad mexicalense, mediante donaciones hicieron posible la posada del migrante, la cual se realizó en el parque del mariachi ubicado en la zona centro de la ciudad.
Gracias al apoyo que hicieron colectivos tales como: CALICOCAT, Caedi Semilla del Fractal, Colectivo: Mujeres Tierra Red de Amor para Erradicar la Violencia en Baja California, Vintage Rock, Shop Cepua, Mxli Verter, Integración Social, Taberna Lebaron y las donaciones por parte de la comunidad mexicalense, hicieron posible la entrega de 42 mochilas con 3 pares de calcetines, una camiseta, un suéter o chaqueta, pasta de dental, cepillo de dientes y jabón corporal.
Integrantes de Comida sin Fronteras instalaron unas mesas y enseguida se pusieron a preparar los alimentos frente al kiosco del parque para posteriormente brindarla a los presentes.
Como parte de la tradición navideña los migrantes rompieron 2 piñatas, una representando al presidente electo de Estados Unidos Donald Trump y otra más del presidente de la república mexicana: Enrique Peña Nieto.
Comida sin fronteras es parte del proyecto de servicio comunitario que sigue la ideología de COMIDA NO BOMBAS (FOOD NOT BOOMS), quienes se caracterizan por apoyar principalmente con comida y artículos personales a las personas que más lo necesitan.
Al inicio de este evento de apoyo comunitario suscito un acto que según el colectivo no había pasado antes, a continuación se detalla el testimonio que Comida Sin Fronteras público en su página oficial de Facebook.-
Unos «Señores Oficiales» que forman parte del «H. Cuerpo de Policías» llegaron cuestionando lo que de iba a hacer, preguntando, de una forma prepotente «¿dónde iba a ser la fiesta?», del cual se extrañó porque nadie había comentado que se iba a realizar algo (al menos que se haya dado pitazo).
No obstante, la copiloto empezó a elevar la voz, diciéndonos que son la autoridad y que debemos dirigirnos como «oficiales», además señalando la forma en que respondimos, refiriéndose que nuestra actitud fue muy rara (¿?). Les dijimos que a las 7 terminaríamos, y faltaban mas personas por llegar.
Se alejaron en su camioneta unos metros, y así se mantuvieron alrededor de una hora. Se retiraron unos minutos, regresaron, y enseguida se fueron, no sin antes tomarnos fotos de los que estábamos ahí cocinando y preparando todo.
Es la primera vez que nos ocurre esto, anteriormente no habíamos tenido ningún problema o que se acercaran a cuestionar lo que se hace. A otros grupos (o al menos, no sabemos), no les ha sucedido que lleguen «Oficiales» a preguntar qué harán.
Si se van a dar alimentos a migrantes y personas en situación de calle, ¿en qué les afecta? ¿Por qué, entonces, hacer mal uso de su «autoridad», y empezar a utilizar el miedo como forma de control para que nos quitáramos?
Nosotros no elevamos la voz. Ellos sí. Nos cuestionaron por la forma en que respondimos, como si fuéramos a hacer un daño preparando los alimentos que se iban a regalar. Se acercaron mientras cocinábamos para tomarnos fotos a nuestra persona. Ahora, al parecer no quieren que haya solidaridad hacia nuestros hermanos y hermanas. «Policía, escucha, ¡también ésta es tu lucha!»