Por Julián de Mayorga*
MEXICALI.-En la actualidad, el engranaje del gobierno estatal aún no camina en su totalidad, se especula que será en enero cuando realmente se dé el éxodo masivo de trabajadores de la administración, aunque las salidas “voluntarias” comenzaron desde el primer día en que asumió la responsabilidad Jaime Bonilla Valdez no han sido en la cantidad que se contempla al iniciar el 2020.
Unos salen otros esperan entrar, eso es “natural”, en un cambio de gobierno que en el Estado no es sólo de personas sino de ideología; al Partido Acción Nacional (PAN) lo sacaron del poder lo cual URGÍA por la manera en que perdieron todo rumbo de llevar a buen término la administración bajo el liderazgo de «Kiko» Vega y llegó Morena con todo el peso del movimiento nacional, por supuesto con la figura mesiánica de Andrés Manuel López Obrador; el esperado triunfo para Jaime Bonilla Valdez, fue una realidad.
Sin embargo, nadie habla de lo que hay entre, lo que se va y lo que llega a través de los ojos de los cientos de empleados que tienen más de un mes, que pasaron del limbo al purgatorio sin un argumento sólido que se base en perfil profesional, habilidades, deontología laboral, experiencia, especialización del trabajo que realizan, en lugar de haber iniciado un análisis de competencias entre el personal se optó por pasarlos a la banca en forma anticipada.
Sin la “certeza”, se puede deber a que son del otro partido, no hay confianza en ellos, no porque los conozcan simplemente por haber estado en gobiernos de un color diferente a los que llegan. Que si lo mismo hicieron los panistas con los priístas cuando el azul entró a Baja California, es un hecho, pero se trata de hacer las cosas diferentes, hay que trabajar en dejar fuera los colores para que domine otorgar los espacios laborales por perfil profesional, trayectoria, habilidades, aptitudes y por supuesto por ejercer bajo principios y valores, ¿acaso es imposible?
Al interior de la estructura del gobierno del estado hay de todo, panistas militantes también simpatizantes; ex-tricolores o de izquierda a derecha porque como se ha visto hace tiempo “sigue de moda” brincar de un partido a otro; hay profesionistas que tomaron una oportunidad sin pertenecer a ningún color sólo simpatizar o bien quienes no son de ningún partido y tampoco son afines, lo cual en ocasiones es una desventaja en un ambiente donde “no se entiende” que el ejercicio profesional-laboral no tiene que ver con cuestiones partidistas. Que la realidad es otra, es cierto, pero se trata de transformar ¿o no? Porque si es lo mismo disfrazado entonces para que la 4T. Dice el gobernador Bonilla que “no hay vacas sagradas”, así debe ser, que antes sí, pues el tiempo les cobró cara esa factura y aún seguirán pagando porque se lo ganaron.
En el Gobierno azul se llegó a los extremos, ese grupo de poder encabezado por el entonces Gobernador Francisco Vega que difícilmente olvidarán los ciudadanos, no escuchaban, no concedían que estuvieran equivocados y al final ni los panistas que aún respetan los principios de su partido los querían, más bien no veían la hora que se fueran.
Desafortunadamente en este proceso de transición el común denominador entre los “nuevos funcionarios” es una actitud que sólo enrarece el ambiente al estar en el límite de la arrogancia y la soberbia; el saludar, ser cortés o hablar de mecanismos internos para conocer cómo funcionan las cosas con el personal que formó parte de la pasada administración no es “traicionar” la 4T tampoco perder la virginidad laboral porque esto no se trata de redentores y caídos sino de iniciar una nueva etapa en el Estado por el bien de todos. Hay cambiar el “somos los buenos” y venimos a “limpiar e templo” por vamos a trabajar en equipo con los que reúnan el perfil, la experiencia y la ética que requerimos para seguir aportando al actual proyecto del Gobernador Bonilla.
Y estar en el “mismo color” no garantiza lealtad, honestidad, compromiso, eso quedó demostrado con el caso de #Losmoches, funcionarios de primer nivel que aparentemente, porque aún no concluyen las investigaciones, traicionaron la confianza del Mandatario Estatal.
En toda esta etapa de acomodo interno existen cientos de empleados que desconocen qué sucederá con su vida laboral, quienes han sido estigmatizados por estar “dentro de la estructura” ahí es donde hay la oportunidad de los recién llegados de reivindicar el trabajo de los servidores públicos para retomar el verdadero valor de formar parte de un gobierno porque es el privilegio de servir al ciudadano en forma directa, no prestar el servicio como si le hicieran un favor al usuario. Sí, que se vayan los que se portal mal pero también se queden los que hicieron su trabajo con profesionalismo y ética porque es su forma de vida, no por colores sino por competencias. ¿Qué hacerlo es difícil?
El que llegue un gobierno de otro color no debe influir en la selección de personal, que se hace sí, pero hay que decir basta y hacer la transformación a propósito de la 4T, se vale, ¿o no? Hay infinidad de formas para establecer procesos de selección de personal, procesos que existen en el gobierno sólo que las EXCEPCIONES abundan y es ahí donde hay que cambiar.
Los que están a la espera de entrar en enero del 2020, esperemos lo vean como una oportunidad de servir al ciudadano, que reúnan los perfiles adecuados y no se reduzca “la selección” de personal de la administración estatal a pagar favores, “deudas de campaña”, “compromisos adquiridos”, compadrazgos o añejas venganzas; es ahí donde los funcionarios de primer nivel ya nombrados deben marcar la diferencia y no repetir malas prácticas o bien costumbres arraigadas en la contratación de empleados mejor es una adecuada selección de recurso humano fundamental para el buen ejercicio de la función pública.
Porque al final quien paga es el ciudadano, por eso el servicio debe ser de primer nivel, si alguien no entiende eso, entonces sí debe esta fuera de una estructura de gobierno.
*Julián de Mayorga colaborador ocasional de PeriodismoNegro, puntilloso pero con bordado fino en las palabras, muy propio y cuidando formas, pero profundo. Quiere seguir en el anonimato.