Por Jaime Delgado
MEXICALI.-Hoy se va el monarca, otro de San Diego, satisfecho con aplausos comprados al Antorcha Campesina y necio que el poder se termina.
Abanderó a Morena, que nunca entendió al borde del abismo no retrocedió. Con un paso al frente en la torre se dio y en el Valle de las Misiones donde la parca se lo llevó.
Ya se lo llevan a Bonilla en pijama de madera, mientras Amador llora como pinche plañidera.
Con rumbo a San Diego se le vio, donde su tumba reposa con «Kiko» Vega y su esposa.
Bonilla, sigue protegido de la sombra de López Obrador, pero emite fétidos olores por los tacos de pastor.
Quería 5 años, pero la Corte lo paró, con el desprecio del pueblo se quedó.
López Obrador lo quiere, puso dinero para Morena. Es lo único que se respetó, aunque debería de darles pena.
Su gobierno fue un desastre, las instituciones le dijeron y el resultado político fue un cochinero, no hubo Bonilla suficiente para detener la embestida, la calaca iba en chinga para llevarse a Las Vegas.
Tenía un muñeco idiota, disfrazado de Doctor, ni así sintió el dolor cuando se lo llevó la calacota.
Hoy la columna se escribe como calavera, por respeto a los muertos y los vivos que se van.
Jaime Bonilla ya se va, se lo lleva la calaca, en pleno Día Muerto sigue haciendo polaka desde «El Club del Hogar» (una copia de la mañanera) donde quiso gobernador.
Feliz Día de Muertos.