Comunicado de prensa
La pretensión de la reforma al Código Penal es que, en caso de reincidencia en la comisión de este delito, se aumente la sanción penal hasta en una mitad
Es una pena que el maltrato sea tolerado por personas que rodean a quien comente este delito, siendo indiferentes ante el sufrimiento, agonía y desesperación animal
MEXICALI.- Acorde a cifras de la asociación AnimaNaturalis, en México, fallecen cada año unos 60 mil animales, colocándonos en un penoso tercer lugar a nivel mundial en el registro de maltrato animal.
Para mayor compresión del tema, en México, se estima que solo el 30 por ciento de los 18 millones de perros que habitan en él, tienen dueño; aunque algunas asociaciones civiles señalan que pueden llegar hasta a 25 millones lo que sobreviven en las calles del país, exponiéndose a maltrato, sed, hambre, inclemencias del tiempo, enfermedades y peligros viales.
Aunado a lo anterior, es una constante que circulen videos en las redes sociales, donde se puede observar sadismo, lesiones, tortura, mutilaciones, y otros actos lamentables que no se pueden seguir soslayando.
Por ello, resulta una pena que el maltrato, en ocasiones es tolerado por las personas que rodean a quien comente este delito, siendo indiferentes ante el sufrimiento, agonía y desesperación animal.
Lo anterior, fue señalado en la Exposición de Motivos de la Iniciativa con proyecto de Decreto, mediante el cual se reforma el artículo 342 del Código Penal para el Estado de Baja California, presentada por el Diputado César Adrián González García, con la pretensión de que, en caso de reincidencia en la comisión de este delito, se aumente la sanción penal hasta en una mitad.
Es por ello que, resulta fundamental respaldar las leyes existentes, mediante el dictado de medidas efectivas tendientes a impedir que continúe la repetición de los hechos delictivos, en específico, la crueldad animal en todas sus modalidades, estableciendo sanciones ejemplares.
Como consecuencia, se lograrla fomentar medidas preventivas positivas, que aspiren a la responsabilización del agresor, pero aplicadas con el rigor y la coherencia suficientes para mostrar al resto de la población que todavía no percibe el bienestar animal como un bien importante, que se interviene de forma proporcionada al daño causado y significativa para las partes.