Por: M.V.L
TIJUANA.-“Estanques de arena”, libro de poesía, editado por el Instituto Sinaloense de Cultura, de la poeta Ana Chig; originaria de Mochis-Sinaloa; promotora cultural, editora de la revista literaria: Frontera Esquina y de Nódulo Ediciones. Es de las voces actuales de poetas mujeres, que recrean el panorama literario de la ciudad de Tijuana, Baja California.
Su libro, muestra una extensa producción literaria, de un estilo poético, que no va por la expresión facilona de la poesía, contiene una variedad temática, expresada con un lenguaje denso, de metáforas continuas y una cadencia rítmica armónica, en versos largos; en ocasiones desenfadados y cargados de fuertes imágenes liricas así como de significados contundentes.
Los poemas son estanques, son contenedores, como acuarios de cristal que la poeta atraviesa con la mirada, observa y ella sumergida levitando. Así escribe, en un poema “…estanques de arena en la ciudad/llenándose invariablemente en cada lluvia/Yermas caerán las horas/Vestigios del cuerpo/. Escribe en otro : Ser mujer en la ciudad, ser poeta en la ciudad, ser agua, pena, limite, juego, árbol, ser mirada extraviada…
En estos versos se encontramos: una ciudad, una multitud, esta esa complejidad de habitarla, está la experiencia sentimental no edulcorada, hay una realidad humana y su drama, está el tiempo y sus días cotidianos anodinos. Todo esto permea los poemas y escribe la poeta: Tijuana como un contenedor migratorio/de gente que necesita dejar de estar/en donde no estaba. Y escribe en este otro: Y sin embargo, todo es tan jodidamente bello/hasta el me-ca-mismo hiriente, artificioso, del desasosiego.
Quien escribe poesía, además de su poética interior, busca a su alrededor objetos de distinta naturaleza, que se incorporan a la escritura, para dar sentido a la idea, para contextualizar el poema o el verso, vale decir, que este recurso aparece bien logrado en todos los poemas y nos sumergen en distintas emociones, imágenes y ambientes. Y ella escribe: El ámbar del semáforo desvanecía mi cuerpo: siete largos segundos me contuvieron en la acera, buscándote entre las sombras como quien busca muertos.
Ana Chig, arroja su atarraya lirica sobre aguas turbias, sobre correntadas de gente su desconsuelo es inminente, se vive tiempos difíciles, su expresión es confrontativa y denuncia, así escribe en este otro: Los muertos de junio ciñen el amanecer, aunque la ciudad es silenciosa a esta hora, me niego a escuchar y ver, repetir canal tras canal/la misma nota de espectáculo, de cuerpos colgantes, desmembrados, del asesino público …
Mas allá de lo poético, están estos poemas, trascienden los días, remiten significados para otras latitudes, pueden ser leídos en otro tiempo, estos no habrán perdido su vigencia -un buen augurio- para la poeta y sus poemas, que merecen ser leídos.
Manuel Luna