Las tensiones crecen en la cuenca del río Bravo mientras México se atrasa con las entregas de agua a los EE.UU.
En 2020, agricultores mexicanos inconformes ocuparon una presa en el árido estado de Chihuahua para prevenir que el gobierno federal mandara el agua de su embalse a Texas conforme al tratado de 1944. Con el reloj corriendo hacia el vencimiento de otro plazo del tratado, ambas partes luchan por encontrar una solución.
Por Martha Pskowski, Inside Climate News.
Fotos de Omar Ornelas, El Paso Times
Esta historia se logró con una subvención de The Water Desk de la Universidad de Colorado en Boulder en asociación con el diario El Paso Times, en Texas. *
DELICIAS, México—Hacia finales de agosto, las habituales lluvias monzónicas escasamente se habían materializado en esta región de Chihuahua, uno de los estados más secos de México. El agua del embalse de la Presa de la Boquilla se hundía cada vez más, profundizando la ansiedad de los agricultores sobre cómo regarían la primavera siguiente sus cultivos de nogal, alfalfa y chile.
Los funcionarios locales de este pueblo al norte de México tenían una razón adicional para preocuparse. ¿Optarían los administradores en la Ciudad de México por compartir su preciosa agua con los Estados Unidos para cumplir con el tratado bilateral? Y si lo hicieran, ¿volverían a levantarse en protesta los agricultores locales?
Mientras el reloj avanza hacia una inexorable fecha límite para el tratado, los Estados Unidos y México están bajo presión para encontrar una solución sin desencadenar una rebelión local; y el reto se complica por el cambio climático y la sequía, cuenta aparte de las provocaciones de políticos texanos.
Muchos en el estado de Chihuahua le están suplicando al gobierno federal mexicano que encuentre otra manera de cumplir con el tratado y que salve el agua de la presa para los agricultores locales.
“El gobierno federal que también analice bien la situación de por qué los agricultores a veces se oponen a que se lleve el agua», dijo Jaime Ramírez Carrasco, presidente municipal de San Francisco de Conchos, a una hora de viaje por carretera al sur de Delicias. «No podemos permitir que se acabe la vida en nuestra región para darle vida a otra región».
Mientras tanto, otros en el árido Chihuahua, incluyendo ambientalistas y científicos, piden al estado que empiece una transición que lo aleje de la agricultura de riego intensivo y ceñirse para un futuro aún más caluroso y seco.
Recuerdos de la agitación del 2020
El río Conchos, línea vital que fluye desde las montañas de la sierra Tarahumara, corta aquí una franja verde a través del marrón del desierto de Chihuahua. La Presa de la Boquilla controla el flujo del río y libera el agua en un extenso sistema de canales que rodean la ciudad de Delicias. Durante la temporada de riego, que va de marzo a octubre, los agricultores plantan miles de hectáreas de cultivos.
Sin embargo, bajo el tratado de 1944, México debe compartir el agua del río Conchos y otros tributarios del río Bravo con los Estados Unidos en ciclos quinquenales. Históricamente ha contado con la escorrentía pluvial aguas abajo de la Boquilla para cumplir con sus obligaciones del tratado en lugar de extraerla del embalse.
La última vez que el plazo se aproximaba, en 2020, Chihuahua sufría una sequía, y México estaba retrasado con sus transferencias de agua. Alerta por la perspectiva de un conflicto, el gobierno federal mandó a la Guardia Nacional para proteger la infraestructura de la presa en preparación para el envío de agua a los Estados Unidos.
Las tensiones aumentaron en Delicias durante los meses del verano, y a principios de septiembre, miles de agricultores locales y sus simpatizantes invadieron la Presa de la Boquilla en protesta. Forzaron la retirada de la Guardia Nacional, y una de las manifestantes terminó muerta. El gobierno mexicano todavía tenía que entregar 294,703 acres-pies (363,510,256.44 m³) de agua antes del 24 de octubre de ese año pero ya no podía contar con el embalse.
Ramírez estuvo entre los manifestantes. Los agricultores y los líderes locales se turnaron para defender la Boquilla y las casetas de peaje sobre la carretera federal que entra a San Francisco de Conchos, recuerda.
Tres años más tarde, México está nuevamente retrasado con el cumplimiento del tratado, privando de agua a las granjas y ciudades de Texas. Estados Unidos y México están negociando una nueva adición al tratado, conocida como minuta, para asegurar el suministro fiable de agua antes de que termine el presente ciclo quinquenal en el 2025.
Nuevamente, los agricultores y sus aliados políticos en Chihuahua argumentan que el agua no debería provenir de los embalses.
Carlos Rubinstein, consultor sobre aguas en Austin que anteriormente fungió como administrador del agua, coordinando los flujos del río Bravo en Texas, no es optimista con respecto a la situación.
«Si México nos da el agua, los agricultores en México se sentirán estafados de una porción del agua que pudieron haber tenido», dijo. «Por otra parte, si México no cumple con los tratados, ¿adivinen qué? Los agricultores de Texas se van a sentir engañados porque no se está cumpliendo el acuerdo».
Irritación por un tratado de 79 años.
En lo alto de la Sierra Tarahumara, los bosques de pinos capturan el agua de la lluvia y liberan la humedad en el suelo, alimentando las fuentes originarias del Conchos. El río fluye hacia el oriente desde las montañas adentrándose en el desierto de Chihuahua antes de girar rumbo al norte hacia el río Bravo.
Casi 1200 km más al norte, el río Bravo se forma en las Montañas Rocallosas en Colorado. Tras serpentear a través de Nuevo México, el río se seca frecuentemente en el «tramo olvidado» entre El Paso y Presidio, Texas. Después revive en su confluencia con el Conchos, en Presidio.
Corriente abajo de este punto, el Conchos provee más de tres cuartas partes del agua del río Bravo. Las granjas en el Valle del Río Grande, como se le conoce en Estados Unidos, y las ciudades fronterizas de Texas como McAllen y Brownsville toman de este segmento del río Bravo, lo mismo que las granjas y ciudades de los estados de Nuevo León, Coahuila y Tamaulipas en México.
Estados Unidos y México firmaron un tratado en 1944 para resolver los desacuerdos que existían sobre quién puede hacer reclamos sobre estos ríos binacionales. El tratado compromete a los Estados Unidos a enviar 1.5 millones de acres-pies (1,850.220,000 m³) anuales del agua del río Colorado a México, y a México a enviar 1.75 millones de acres-pies (2,158,590,000 m³) de agua de los tributarios mexicanos del río Bravo a los Estados Unidos cada cinco años. El tratado también divide el suministro del mucho más pequeño río Tijuana.
El tratado le otorga a los Estados Unidos los derechos sobre un tercio del caudal que alcance al río Bravo desde el río Conchos y otros cinco tributarios menores en México. Esta agua se almacena en las dos presas internacionales, la Amistad y Falcón aguas abajo del Conchos sobre el curso del río Bravo.
Cuando se acercaba el vencimiento del plazo del 2020 y las protestas previnieron que México liberara el agua de la Boquilla, los negociadores mexicanos libraron el escollo con un acuerdo de último minuto con los Estados Unidos y en su lugar transfirieron el agua desde los embalses internacionales.
La próxima cuenta quinquenal mexicana vence en octubre del 2025. Pero el país está todavía más retrasado con sus entregas de agua en este ciclo de lo que estaba en el 2020. Aunque no hay penalizaciones escritas en el tratado por fallar con su cumplimiento, las tensiones diplomáticas tienden a aumentar conforme se acerca la fecha.
Las matemáticas son claras: en promedio, los Estados Unidos deben recibir 350,000 acres-pies (431,718,000 m³) de agua anuales a lo largo de ciclos quinquenales de los seis tributarios cubiertos por el acuerdo. Hasta septiembre del 2023, México había entregado menos de 400,000 acres-pies (493,392,000 m³) de agua a los Estados Unidos. Es un agujero grande como para excavar una salida: en tres años México ha entregado menos de un cuarto de lo que debe, en lugar del 60%.
La Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA, o IBWC por sus siglas en inglés), supervisa la implementación del tratado. La sección estadounidense de la CILA, con sede en El Paso, trabaja muy de cerca con la sección mexicana, con sede en Ciudad Juárez. Sally Spener, responsable de asuntos exteriores para la sección estadounidense, dijo que el déficit es motivo «de preocupación» para los funcionarios mexicanos y estadounidenses.
«Se vuelve muy difícil para México compensar la diferencia», dijo.
En el Valle del río Grande de Texas, Sonia Lambert, administradora general de un distrito de riego en el condado de Cameron, desearía que México se apurara. Lambert dijo que ella está contando con el agua importada para distribuirla entre los agricultores cañeros, sorgueros, maiceros y algodoneros en su distrito.
Este año, como tantos otros desde la década de 1990, los agricultores texanos han tenido que comprar agua en cualquier otra parte, o que recortar sus áreas de cultivo. «Nunca podemos prever cuándo va a ser la siguiente asignación», dijo. «Todo esto se debe al incumplimiento de México».
El 28 de septiembre, los senadores de Texas Ted Cruz y John Cornyn presentaron una resolución llamando a México a cumplir con sus obligaciones del Tratado y mencionaron «la necesidad de emprender más acciones diplomáticas para asegurar el cumplimiento». Representantes de la Comisión sobre Calidad Ambiental de Texas también han manifestado su preocupación en cartas dirigidas a la CILA.
Spener dijo que la comisión bilateral está tratando de improvisar una adición al Tratado que “agrandaría el pastel” o expandir la provisión de agua en ambos países, para ayudar con el cumplimiento. «El enfoque actual de nuestro esfuerzo es identificar las herramientas que podamos emplear lo antes posible para mejorar la confiabilidad y previsibilidad de las entregas de agua del río Bravo a los usuarios de ambos países», dijo.
Sumando a las tensiones, el gobernador de Texas, Greg Abbott, ordenó en julio que se colocara una serie de boyas naranjas gigantes en el río Bravo como un muro improvisado para disuadir a los migrantes. El incidente indignó a los funcionarios mexicanos y llevó al Departamento de Justicia de Estados Unidos a demandar a Abbott y al estado de Texas, señalando que el río es un cauce fluvial internacional.
Un funcionario del Departamento de Estado testificó en una audiencia de una corte federal que el incidente pudiera poner en peligro las entregas de agua de México al río Bravo. El caso todavía no ha ido a juicio.
Spener dijo que la CILA no comentaría sobre las boyas debido a la litigación en curso.
Cómo la agricultura vino a florecer en el desierto
El asentamiento español en la cuenca del Conchos empezó a principios del siglo XVII, en los territorios ancestrales de los pueblos concho (o yoli) y jumano. Pero no fue hasta el advenimiento de la agricultura de riego en la década de 1930 que las vastas extensiones desérticas de Chihuahua atrajeron a un número significativo de colonos.
La Boquilla fue construida de 1910 a 1915 como presa hidroeléctrica para proveer energía para la infraestructura minera y el desarrollo industrial. El gobierno mexicano reconoció entonces su potencial para soportar la agricultura en el desierto chihuahuense y fundó uno de sus primeros distritos federales de riego, el Distrito 005, abajo de la Boquilla, en 1932. Enormes extensiones del desierto de matorral fueron convertidas en granjas regadas por una telaraña de canales.
La ciudad de Delicias, con la Avenida Agricultura como su vialidad principal, fue fundada en 1933 para anclar el distrito. Hoy en día la región de Delicias produce más de 860 millones de dólares anuales por ingresos agrícolas. Los cultivos principales son los nogales y la alfalfa, totalizando casi el 70%. La región de Delicias contribuye con el 20% del producto agrícola de Chihuahua y con cerca de la mitad de su producción lechera, de acuerdo con el gobierno estatal.
«El sentimiento hacia esta presa es con mucho cariño que tiene la gente», dijo Ramírez, el funcionario de San Francisco de Conchos. «Inclusive la llaman la Presa de la Corona, verdad, porque es la que le da vida a toda la región».
Esta dependencia de la abundancia del agua para riego es una realidad apremiante para Miguel Jacobo Cueto, que dirije la granja familiar de nogales y alfalfa en Saucillo. Cuando la temporada de riego fue cortada por un año debido a la sequía, Jacobo, que tiene título de ingeniero, dejó el pueblo para trabajar en una planta ensambladora en Ciudad Juárez, en la frontera con Texas.
«Pues aquí sin agua no había nada», dijo. «Muchos se fueron a Estados Unidos o se fueron a otro lado» para trabajar ese año.
La sequía y el cambio climático están volviendo más frecuente esta escasez. A lo largo de los últimos 50 años, el aumento de la temperatura en la cuenca del Río Bravo ha sido alrededor del doble del promedio global, de acuerdo con el Buró de Reclamaciones de los EE.UU. Se espera que las temperaturas en la cuenca del río Bravo aumenten un total de entre 4º y 10º Fahrenheit (entre 2.2º y 5.5º centígrados) en este siglo. Las temperaturas más altas ya están reduciendo la acumulación de nieve y la escorrentía en las cabeceras de la cuenca del río.
En la cuenca del Conchos se ven patrones similares. El Atlas de Vulnerabilidad Hídrica en México, publicado en 2015 por el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua, proyectaba que los escurrimientos en la cuenca del Conchos podrían declinar hasta 25% para el año 2050 debido a los cambios en la precipitación y las temperaturas más altas.
En un estudio publicado en diciembre pasado, los científicos encontraron que una sequía prolongada podría interferir con la capacidad de México para cumplir con el Tratado de Aguas de 1944.
«Tenemos un participante nuevo en estos asuntos del agua y el tratado, y es el cambio climático», dijo Rogelio Ortiz Alvarado, director de un distrito de riego en Delicias. «Está cambiando todas las expectativas estadísticas que teníamos en el pasado».
El tratado declara que si México no puede cumplir con las entregas en un período de «sequía extraordinaria», el déficit al final del ciclo quinquenal puede ser compensado en el ciclo siguiente. El tratado carece de una definición de sequía extraordinaria, pero México ha invocado esta opción en el pasado y, hasta ahora, los Estados Unidos no la han disputado formalmente.
Otra amenaza al Conchos es la tala clandestina en las cabeceras de la cuenca en la Sierra Tarahumara. Carteles criminales han infiltrado la región, empujando a muchos rarámuris a huir de sus comunidades. Muchos rarámuris son ahora mano de obra en las granjas de la cuenca del Conchos.
“Sobre mi cadáver»
Los administradores de los distritos de riego y los políticos en Chihuahua saben que México tiene que cumplir con el tratado. Pero Salvador Alcántar, congresista de Chihuahua y miembro del Partido Acción Nacional, o PAN, que fue uno de los líderes de las protestas del 2020, dijo que los agricultores deben estar preparados para luchar de nuevo si México depende de la Boquilla para cumplir el acuerdo.
«No podemos perder el agua, el agua es la vida; de ahí se acaba esa región», dijo Alcántar. «Definitivamente si llega la Guardia Nacional y abre la presa, los productores se van a expresar, a manifestar de la misma manera o con más fuerza, porque simplemente no es justo».
Los administradores de riego afirman que los informes técnicos preparados por la autoridad de riego de México después de la adopción del tratado en 1944 estipulaban que las represas en Chihuahua no se usarían para cumplir con las cuotas.
«El tratado es muy leonino para Chihuahua, pero no estamos en contra de él», dijo Martín Parga Castillo, director general de la Asociación de Usuarios de Riego [del estado] de Chihuahua, «porque históricamente lo cumplimos. Pero las presas de Chihuahua no tienen nada que ver».
Los escurrimientos pluviales de los que México depende normalmente para cumplir con el tratado se recolectan corriente abajo de la Boquilla, en la Presa Luis L. León. México abre las compuertas de desfogue para liberar el agua, que eventualmente llega a las presas internacionales Falcón y la Amistad, en el Río Bravo.
Pero depender de la precipitación pluvial es más arriesgado que nunca. Los funcionarios federales mexicanos ahora dicen que las otras presas de Chihuahua deben ser usadas para cumplir con el tratado. Y a diferencia de sus homólogos en los Estados Unidos, los gobiernos estatales en México tienen poco que decir en el proceso, lo que aumenta la frustración de los agricultores. En México la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) supervisa las asignaciones de agua a los distritos de riego y asigna el agua para cumplir con el tratado de 1944.
Durante el enfrentamiento del 2020, la directora de la comisión defendió usar el agua de los embalses de Chihuahua en una conferencia de prensa. «Compartimos un río, compartimos el agua», dijo la funcionaria, Blanca Jiménez. «No se vale que uno, los de arriba o los de un lado le quiten el agua a los que están abajo, o a los del otro lado. Ese es el espíritu del tratado, cómo nos sentamos para ver cómo distribuimos el agua».
En julio, el presidente Andrés Manuel López Obrador, fundador del partido Morena, declaró que México debe respetar el tratado. Acusó a los agricultores de Chihuahua vinculados a otros grupos políticos de “acaparar” el agua
La gobernadora de Chihuahua, María Eugenia Campos Galván, del partido PAN, respondió: “Sobre mi cadáver, que vengan a quitarnos el agua”.
La CONAGUA no dio ninguna respuesta a las preguntas formuladas para este artículo.
Ruegos por un replanteamiento fundamental
Samuel Sandoval Solís, profesor sobre recursos hídricos en la Universidad de California en Davis, mantiene que la reducción de la demanda debe estar en el corazón de cualquier solución. «Estamos atacando los síntomas, no el problema», dijo. «Y sabemos cuál es el problema: estamos usando demasiada agua».
Sandoval, quien ha pasado años analizando la administración del tratado, dijo que la CONAGUA ha sobreasignado los permisos de aprovechamiento de agua a lo largo del Conchos. «Tenemos que reducir el uso de agua, y lo que eso significa es que tenemos que reducir las áreas de cultivo», dijo.
Eso no será bien recibido en Delicias, donde los propietarios han invertido mucho en sus granjas y no tienen planes para dejarlas descansar en barbecho. Pero en otras partes de Chihuahua, los activistas y los académicos cuestionan las prácticas de gestión del agua que mantienen prosperando a las nogaleras, mientras que muchos vecindarios y comunidades tienen escasez o carecen completamente de agua corriente.
Federico Mancera-Valencia, geógrafo del Centro de Investigación y Docencia en Chihuahua, dijo que el riego intensivo en la región de Delicias no puede sostenerse en una era de cambio climático.
“Necesitamos una política pública transversal* para el agua”, afirmó. “No va a llover tanto. Las sequías serán más prolongadas. Por eso necesitamos hacer la transición a un modelo agrícola nuevo”.
En Chihuahua la organización ambiental Salvemos los Cerros ha hecho campaña desde hace mucho a favor de prácticas más sustentables para proteger las cuencas de los ríos Conchos y Bravo. El vocero del grupo, Luis Andrés Rivera, argumenta que conforme el agua se vuelve más escasa, tendrán que resolverse primero las necesidades básicas humanas.
Rivera recuerda salir corriendo a llenar cubetas mientras vivía en un barrio de la ciudad de Chihuahua donde los grifos funcionaban sólo unas pocas horas al día.
«Alguien que vive en estas circunstancias nunca va a empatizar con alguien que está regando con 800 metros cúbicos su huerta», dijo, refiriéndose a la agricultura de riego. «Tarde o temprano van a tener que llevar a cabo una reconversión agrícola»
Esperando el resultado
No faltan ideas para enfrentar la crisis del agua: conservación forestal en las cabeceras de la cuenca, combatir los pozos ilegales, aumentar la eficiencia de los sistemas de regadío. Pero lograr avances requiere conseguir que se pongan de acuerdo dos países a menudo enfrentados entre sí. Y para evitar que se repitan las protestas del 2020, el gobierno federal mexicano tendrá que ganarse a los agricultores en Chihuahua, sea cual sea el enfoque que adopte.
Maria-Elena Giner, comisionada estadounidense para la CILA, declaró que las negociaciones con México se centran en aumentar la fiabilidad del suministro de agua. En su intervención en una conferencia del Banco de Desarrollo de América del Norte celebrada en agosto, dio a entender que esto incluiría la apertura de los embalses de Chihuahua para enviar agua a Estados Unidos.
Aunque este planteamiento podría encontrar oposición, añadió Giner, el Tratado es inviolable. «Estamos trabajando para cambiar 80 años de prácticas», dijo. «Y puede haber pleitos sobre la interpretación de lo que dice el tratado, pero no importa porque la práctica a veces es la ley de la tierra, ¿no?».
Spener, responsable de Asuntos Exteriores de la Comisión, dijo estar optimista ante la posibilidad de que ambos países alcancen un acuerdo antes de la fecha límite de 2025. «Espero que dentro de dos años, ustedes puedan informar que hemos sido capaces de tomar medidas proactivas para enfrentar al déficit de entregas», declaró.
Aun así, Rubinstein, anterior administrador del agua del Río Bravo, advierte de que la desconfianza entre EE.UU. y México ha crecido a lo largo de los años. Los negociadores estadounidenses deben evitar «dictarle» a México cómo debe cumplir el tratado, dijo. «Tienen que recordar que están tratando con un país soberano».
Otros subrayan que el tratado ha perdurado durante casi 80 años y que Estados Unidos y México han resuelto sus diferencias en circunstancias tensas en el pasado. En el río Colorado, por ejemplo, Estados Unidos y México acordaron reducir las asignaciones de agua cuando el agua del lago Mead cayera por debajo de ciertos niveles.
De ambos lados del río Bravo, los expertos coinciden en que los dos países deben trabajar juntos en las estrategias, ya que se enfrentan a la realidad básica de menos agua.
Rubinstein recuerda que hace 20 años, cuando era administrador del agua del río Bravo, Estados Unidos y México también estaban enzarzados en un conflicto por el cumplimiento de los tratados. Descubrió que las soluciones surgían una vez que empezaban a cooperar.
«Habíamos ido chocando cabezas año tras año», dijo, «y se volvió evidente que eso no nos iba a llevar a ninguna parte. Fuimos capaces de encontrar una vía de cooperación, respetuosa con la soberanía de ambos países, para utilizar todas las aguas que hay en la cuenca en beneficio de los usuarios».
Río Conchos 9863: El río Conchos corre corriente abajo de la Presa de la Boquilla en el estado mexicano dd Chihuahua. El agua de riego alimenta a las nogaleras y la alfalfa a lo largo del río
Río Conchos 9864: El río Conchos fluye aguas abajo de la presa de La Boquilla, en el estado mexicano de Chihuahua.
Presa de la Boquilla 9865: Una línea de agua es visible en el lago Toronto aguas arriba de la presa La Boquilla, en San Francisco de Conchos, Chihuahua. La presa genera energía hidroeléctrica y suministra agua de riego.
Presa de la Boquilla 9867: La presa de La Boquilla y el lago Toronto fotografiados con un dron en agosto de 2023. Según la agencia mexicana del agua, el embalse estaba al 44% de su capacidad.
Presa de la Boquilla 9866: La presa de la Boquilla y el lago Toronto fotografiados con un dron en agosto de 2023. Según la agencia mexicana del agua, el embalse estaba al 44% de su capacidad.
Presa La Boquilla 9867: Presa de la Boquilla en Chihuahua fotografiada con un dron en agosto de 2023. La presa tiene una capacidad hidroeléctrica de 25 megavatios y regula el flujo de agua a varios distritos de riego.
Agricultura de Chihuahua 9882: Chiles jalapeños son ahumados para hacer chipotle en una granja en San Francisco de Conchos, Chihuahua en agosto de 2023.
Carrasco Jaime 9881: Jaime Ramírez Carrasco, presidente municipal de San Francisco de Conchos, de pie bajo un nogal en agosto de 2023. A su lado, un canal de riego revestido de concreto transporta agua.
Delicias 9868: El canal de riego principal del distrito de Delicias, en primer plano, se conecta con un canal más pequeño. El agua del río Conchos alimenta la producción de alfalfa y nueces pecanas en agosto de 2023.
Nogaleras 9869: Una nogalera bordea un canal de riego en Delicias, Chihuahua, en agosto de 2023. La nuez pecana es uno de los cultivos más importantes en la región de Delicias, en la cuenca del Río Conchos.
Nogaleras 9869: Un tractor fumiga una nogalera en Delicias, Chihuahua en agosto de 2023.
Nogaleras 9870: Un tractor fumiga una nogalera en Delicias, Chihuahua, en agosto de 2023.
Nogaleras 9871: Un tractor fumiga una nogalera en Delicias, Chihuahua en agosto de 2023.
Chiles 9873: Chiles jalapeños son ahumados en una fogata en San Francisco de Conchos, Chihuahua en agosto de 2023. Una vez ahumados, los chiles se preparan para chipotle.
Agricultura Chihuahua 9883: Trabajadores agrícolas recogen chiles jalapeños en San Francisco de Conchos, Chihuahua en agosto de 2023. Muchos trabajadores agrícolas de la región de Delicias son rarámuris de la Sierra Tarahumara.
Agricultura Chihuahua 9884: Trabajadores agrícolas pesan chiles jalapeños después de un día de trabajo en San Francisco de Conchos, Chihuahua, en agosto de 2023. Muchos trabajadores agrícolas de la región de Delicias son rarámuris de la Sierra Tarahumara.
Agricultura Chihuahua 9885: Trabajadores agrícolas pesan chiles jalapeños después de un día de trabajo en San Francisco de Conchos, Chihuahua, en agosto de 2023. A los trabajadores agrícolas rarámuris se les paga por el peso de los productos que recolectan.
Agricultura Chihuahua 9886: Los chiles jalapeños se extienden sobre una plataforma de madera para ser ahumados para chipotle en San Francisco de Conchos en agosto de 2023.
Presa de la Boquilla 9874: La presa de la Boquilla regula el caudal del Río Conchos en el sur de Chihuahua, México. La presa fue el centro de protestas en 2020, cuando los agricultores se opusieron a la entrega de agua a Estados Unidos.
Río Conchos 9880: El río Conchos fluye aguas abajo de la Presa de la Boquilla. El río se forma en las montañas de Chihuahua y es el mayor afluente del Río Bravo.
Presa La Boquilla 9875:
La Presa de la Boquilla regula el caudal del Río Conchos en el sur de Chihuahua, México. La presa fue el centro de protestas en 2020 cuando los agricultores se opusieron al suministro de agua a Estados Unidos.
Presa de la Boquilla 9877:
La Presa de la Boquilla regula el caudal del río Conchos en el sur de Chihuahua, México. La presa fue el centro de protestas en 2020 cuando los agricultores se opusieron a la entrega de agua a Estados Unidos.
Presa de la Boquilla 9878:
La Boquilla retiene el caudal de agua del Río Conchos, formando el lago Toronto. Según la agencia mexicana del agua, el embalse estaba al 44% de su capacidad a finales de agosto de 2023
Presa de la Boquilla 9879:
La Boquilla retiene el caudal de agua del Río Conchos, formando el lago Toronto. Según la agencia mexicana del agua, el embalse estaba al 44% de su capacidad a finales de agosto de 2023.
Presa de la Boquilla 9876: La Presa de la Boquilla regula el caudal del río Conchos en el sur de Chihuahua, México. La presa fue el centro de protestas en 2020 cuando los agricultores se opusieron a la entrega de agua a Estados Unidos.
Agricultura de Chihuahua 9887:
El ganado es arreado por una calle en Saucillo, Chihuahua. La ganadería es un motor económico en la región de Delicias, pero se ha visto afectada por la sequía.