MEXICALI.-En la esfera pública federal, estatal y municipal existe una figura por demás abusiva conocida como «aviadores», son personas que se encuentran en la nómica pero no trabajan, tienen ese privilegio gracias al tráfico de influencias en el poder político.
Te voy a contar una historia mejor que las de la Virgen de Guadalupe de Televisa, es la historia de tres mujeres que cada una -en su momento- entraron a trabajar al Congreso del Estado de Baja California, y así mismo cada una de ellas de formas misteriosas encontraron el amor verdadero y se casaron con su respectivas pareja.
Lo que llama la atención de estas tres chicas, y que se vuelve de interés público, es que cobran sin trabajar, son de la «fuerza aérea», «aviadoras» y aparecen comisionadas a diferentes áreas del Poder Legislativo, pero en realidad no trabajan, pero sí cobran un salario bastante jugoso.
¿Quiénes son los 3 respectivos maridos y por qué medios consiguieron esta facilidad tan genial en el Congreso del Estado? Ellas son:
Berenice Torres Cázares, quien es la esposa del ex dirigente estatal del PAN, Enrique Méndez. Este primer caso tuvo su ingreso oficial a la legislatura local desde 2007, pero luego de casarse con el entonces diputado local empezó a gozar de licencias, ausencias de trabajo pero remunerado, recibe un salario.
El otro caso detectado es Denisse Rocha Velázquez, esposa del ex legislador Benjamín Gómez, quien en las últimas fechas estaba operando con el Partido Encuentro Solidario. La muchacha entró a trabajar al Congreso del Estado cuando el ahora esposo fue diputado local por el PRI, y hasta la fecha está comisionada y cobrando un alto salario por encima de los 40 mil pesos mensuales.
El tercer caso es la esposa del Delegado del Sindicato de Burócratas en el Congreso del Estado, Sergio Malagamba. Ella de nombre Bárbara Rodríguez Orozco, quien está comisionada sin presentarse a trabajar, pero sí cobra.
Estos son tres casos emblemáticos, pero créanos que ahora -con el control político de Morena- las cosas siguen igual, para no decir peor. La «fuerza aérea» sigue creciendo y parece ser ya algo normal en la vida política de Baja California.