Comunicado de prensa
ENSENADA.- Creado hace 24 años, el sistema que abastece de agua de mar al CICESE estuvo a punto de colapsar en 2020, lo que puso en riesgo toda la experimentación con organismos vivos marinos que realizan cinco departamentos académicos, por lo que fue necesario renovar completamente la toma de agua de mar y el sistema que la filtra, esteriliza y distribuye a este centro de investigación.
Se necesitaron ocho meses de trabajo y una inversión de 4 millones de pesos para concluir la obra que provee más agua de mar y de mayor calidad, y sobre todo, que asegura un abastecimiento constante para hacer los recambios y tratamientos que cada experimento requiere, brindando así continuidad a la búsqueda de innovaciones tecnológicas y científicas que puedan ser transferidas a los sectores social, salud y alimentario.
Según explicó el Dr. Juan Pablo Lazo Corvera, jefe del Departamento de Acuicultura del CICESE, se trata de una infraestructura emblemática para el centro no solo porque su operación es un reto para la ingeniería hidráulica, sino que su funcionamiento había permitido concretar 250 proyectos de investigación hasta finales de 2020, 350 tesis de maestría y 55 de doctorado, más de 800 publicaciones, cuatro patentes y 11 más en proceso de otorgamiento, entre otros productos académicos.
Los departamentos académicos que regularmente utilizan agua de mar para experimentar con organismos marinos vivos (erizo de mar, ostión, pulpo, abulón, langosta, totoaba, lenguado, jurel, pargo, botete, pez payaso, camarón, tiburones y microalgas, entre otros) son Acuicultura, Biotecnología Marina, Ecología Marina, Oceanografía Biológica e Innovación Biomédica, además del edificio del Subsistema Nacional de Recursos Genéticos Acuáticos (SUBNARGENA), que se localiza en la parte más alta del campus, a una distancia de 1,113 metros desde la línea de costa y una altura de 117 metros.
El Arq. Ernesto Ayón Labastida, supervisor de Obra del Departamento de Obra y Mantenimiento de Inmuebles del CICESE, recordó que ya desde 2010 se podían apreciar algunos daños en la estructura próxima a la toma de agua, por los estragos que causa su exposición al ambiente marino.
Aunque se trató de trabajar en etapas para renovar algunas secciones del sistema o cambiar equipos de acuerdo a las prioridades, el principal problema se continuó presentando en la estructura del muelle del que bajan los tubos de succión, que se localiza en instalaciones de la UABC.
Juan Pablo Lazo y Ernesto Ayón coinciden en señalar que, en forma paralela hoteles y asentamientos residenciales crecieron en el área cercana a la toma, por lo que la calidad del agua ha disminuido notablemente, lo que incrementa la necesidad de limpiarla antes de que llegue a los tanques de distribución, aumentando así los costos. Además, con el cambio climático y el aumento en la contaminación, las temporadas de marea roja han aumentado, al igual que el crecimiento de pasto marino lo que, de nuevo, hace que se tenga que acrecentar el mantenimiento de tuberías, así como la limpieza y esterilización del agua.
La operación del sistema se volvió crítica. “En cualquier momento la estructura podía colapsar. Eso implicaba tres cosas: la primera, una afectación para la investigación y el desarrollo académico del CICESE porque nos quedaríamos sin agua de mar; dos, el desastre ecológico y el impacto ambiental que representaba que esta estructura colapsara, y la tercera, que si esto sucedía también se iba a afectar la toma de agua de mar de la UABC, pues están una al lado de la otra, por lo que ambas instituciones saldrían perjudicadas”, señaló el doctor Lazo Corvera.
Ante esta realidad, y con la designación del Dr. David H. Covarrubias Rosales como nuevo director general del centro, se decidió apoyar este proyecto con recursos provenientes del fideicomiso del CICESE que, por estar en proceso de cancelación, se tenían que ejercer. La aprobación de la propuesta ocurrió en marzo de 2021, ajustada a un techo presupuestal cercano a los 4 millones de pesos, y los trabajos comenzaron en junio.
Trabajar en la línea de costa, en sincronía con el oleaje y las mareas, en un ambiente de muy alta energía, pero a la vez sumamente delicado, implicó afrontar una serie de retos: El primero: trabajar de común acuerdo con la UABC. Hubo negociaciones y un convenio que estableció la autorización de ingreso y el compromiso de que al concluir los trabajos todas las áreas verdes, andadores y de paso tenían que quedar como estaban originalmente. Segundo: ningún escombro, ya sea metálico, de concreto o de cualquier tipo, podía caer al mar, pues además del daño ecológico podía afectar el transporte y acarreo de arena, y azolvar la poza de donde ambas instituciones extraen el agua de mar. Tercero: trabajar en función de las mareas y el oleaje. El mar dificulta casi cualquier obra que se pretende construir en la línea de costa: dobla y corroe el metal, rompe la madera, impide que fragüe bien el concreto o que se trabaje con equipo eléctrico, o bien derriba estructuras, lo que obliga a modificar proyectos y rehacer los cálculos estructurales, entre otras cosas.
La toma de agua de mar quedó lista en enero de 2022, y en febrero comenzaron a hacer pruebas. Los cambios y modificaciones del proyecto permitieron ciertos ahorros, por lo que se pudieron destinar recursos a mantenimiento que no estaba considerado.
Ahora que se retomaron las actividades presenciales en el CICESE, las necesidades de consumo de agua de mar para experimentación ascienden a 100 metros cúbicos diarios, los cuales se pueden bombear hasta las instalaciones de Acuicultura en 3 horas con el sistema operando a 100 libras por pulgada cuadrada de presión.
“Estamos seguros de que la calidad del agua de mar va a ser buena, y eso es muy importante en el número y la calidad de experimentos que podemos hacer. Además, tenemos la seguridad de que tendremos agua para hacer los recambios o tratamientos para los experimentos; de recibir agua nueva de buena calidad. Estamos con condiciones bastante robustas en ese sentido”, consideró finalmente el doctor Lazo.